He aquí apartes de un documento muy interesante que nos adentra en la historia del trabajo social en nuestro país, pasando por tres momentos: Asistencia Social, Servicio Social y Trabajo Social.
Aproximaciones a la historia del Trabajo Social en Colombia
hombres opulentos y riquísimos han puesto sobre la multitud innumerable de
La historia del Trabajo social en Colombia, según los criterios planteados, se
puede dividir en tres grandes períodos: la Pre reconceptualización, la
Reconceptualización y la pos-reconceptualización. Es una hipótesis que
obedece a la lógica sencilla de ordenar la descripción en torno de un evento
crucial que establece un antes y un después. Para el caso del Trabajo Social
en Colombia, ese acontecimiento fue la reconceptualización, es decir, un
empeño académico orientado por el ideario marxista que intentó construir un
Trabajo Social nuevo que ya no obedeciera a la lógica del capital sino a la
emancipación socialista.
La Pre-reconceptualizacion 1936-1970.
Este período se encuentra totalmente orientado hacia la construcción
profesional pero admite tres sub períodos. Al primero podría llamársele
filosófico para denotar la prevalencia que tuvo la discusión ética y el ideario
católico en la conformación del Trabajo Social. El segundo es de transición,
pues si bien continúa el predominio de la racionalidad ética, existe un
esfuerzo significativo por darle un sustento metodológico más consistente a la
intervención. Un tercer momento contiene un cambio radical en las visiones
que construían al Trabajo Social pues perdió presencia la dimensión ética y
se entronizó el estudio de las ciencias sociales y humanas y los métodos
sistemáticos de intervención.
Período filosófico. 1936-1952.
Se inicia en el año de 1936 con la fundación de la primera escuela de Trabajo
Social anexa a la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
La escuela empezó labores en 1937 y fue aprobada por el gobierno nacional
mediante Resolución 317 de 1940. Tuvo el auspicio de la Unión Católica
Internacional de Servicio Social (UCSIS), la curia de Bogotá y la gestión de
doña María Carulla Soler, trabajadora social bogotana, graduada en la
primera promoción de la Escuela de Asistencia Social de Barcelona España,
quien obtuvo de monseñor José Vicente Castro Silva, rector del Colegio
Mayor de Nuestra Señora del Rosario, el patrocinio del claustro universitario
para la fundación de la escuela. Los estatutos fueron firmados en 1935 por el
comité directivo en el que figuraban los nombres de monseñor Castro Silva y
los doctores Rafael Escallón, Jorge Cavalier y Tomas Rueda Vargas. Las
clases se iniciaron en abril de 1936 con veinte alumnas matriculadas y un
grupo de 10 señoras oyentes interesadas en obras sociales como Lorencita
Villegas de Santos, Elvira Echeverry de Vélez y Emilia de Gutiérrez entre
otras. Como profesores participaron los doctores Jorge Bejarano, Rafael
Barberi, Jorge Camacho Gamba, Enrique Enciso, Héctor Pedraza, Hernán
Vergara, Rafael Escallón, Carlos Holguín, Guillermo Nanetti, Olga Lucía
Reyes, y Francisco de Abrisqueta y los monseñores Ernesto Solano y Carlos
Romero, este último también capellán del plantel. Después de veinte años de
labores durante los cuales graduó 95 trabajadores sociales la escuela
clausuró sus actividades. (Federación, 1983)
El análisis de los planes de estudio del período (Ver Martínez y otros, 1981;
Asociación, 1963) permite realizar las siguientes consideraciones iniciales
sobre las concepciones en que fueron formadas las trabajadoras sociales de
la época. En lo epistemológico puede señalarse que no aparecen cursos
destinados a dar cuenta del carácter, sentido o historia del Trabajo Social. Es
probable que en ese momento solo existiera una conciencia filosófica
incipiente del mismo, construida desde una práctica basada en el uso de
técnicas y procedimientos de vocación doméstica, que de todas maneras sí
hablan de una total e irreflexiva opción por la intervención y cuya orientación
ética era explícita. El plan de estudios de la escuela anexa a la Universidad
del Rosario de Bogotá contenía, en el primer año las asignaturas de Religión,
Ética y Filosofía y en el segundo Religión, Liturgia, Doctrina Social y Ética. La
escuela anexa a la Normal Antioqueña de Señoritas contemplaba los años
primero y segundo un curso de Moral, y uno de Doctrina social. En la
escuela del Colegio Mayor de Cultura Femenina de Cundinamarca también
se hacía en el primer año un curso de Moral, en el segundo otro, y uno de
Doctrinas sociales. Es difícil precisar por ahora el contenido menudo de tales
discusiones, pero parece posible afirmar que remitían a una variedad muy
progresista del ideario católico denominado Doctrina Social de Iglesia,
contenida en las encíclicas papales Rerum Novarum de León XIII de 1841 y
Quadragésimo Anno de Pio XI de 1931, concebidas para contrarrestar la
influencia del marxismo y la lucha emancipatoria socialista.
Decía la encíclica Rerum Novarum en algunos de sus planteamientos:
Los aumentos recientes de la industria y los nuevos caminos por los que van
las artes, el cambio obrado en las relaciones mutuas de amos y jornaleros, el
haberse acumulado las riquezas en unos pocos y empobrecido la multitud, la
mayor confianza de los obreros en sí mismos y la unión más estrecha con
que unos y otros se han juntado y finalmente la corrupción de las costumbres
han hecho estallar la guerra.” (...) “A aumentar el mal vino la voraz usura; la
cual, aunque más de una vez condenada por sentencia de la Iglesia sigue
siempre bajo diversas formas, la misma de su ser, ejercida por hombres
avaros y codiciosos. Júntase a esto que la producción y el comercio de todas
las cosas está casi todo en manos de pocos, de tal suerte, que unos cuantos
proletarios un yugo que difiere poco del de los esclavos.
Esto significa que la formación inicial de los trabajadores sociales no fue tan
conservadora ni retardataria como pudiera pensarse, así la Iglesia Católica
de la época desarrollara una acción política de esta naturaleza, la moral
caritativa fuera la ética dominante desde el punto de vista de los dispositivos
sociales de ayuda, o la prédica parroquial de púlpito insistiera en equiparar a
los liberales y al comunismo con el demonio.
En el plano teórico, y contra lo que pudiera creerse, la presentación del
conocimiento científico tuvo gran importancia. Se organizó en torno de tres
temas: el psicosociológico, el jurídico y el médico. Son destacables los cursos
de Economía política y Social en los programas de la escuela del Colegio
del Rosario, del Mayor de Cundinamarca y la Normal Antioqueña de
Señoritas, pues permiten pensar en la existencia de cátedras que impulsaban
una formación progresista. Sin embargo, no se notan puntos de entronque
con algo que pudiera considerarse particular del Trabajo Social, el cual,
siendo el área fundamental que está muy desdibujado. Solo se asoma en la
asignaturas de Beneficencia, Asistencia Pública y Política Social, y en los
cursos de Organización de las obras sociales y Caso Social, que son de cuño
metodológico.
El tratamiento de lo metodológico le imprimió a la intervención una vocación
familiar-doméstica. El encargo más importante para el Trabajo Social
consistió en proteger el orden familiar reforzando los papeles convencionales
atribuidos a la mujer-madre mediante su calificación técnica en el desempeño
de actividades hogareñas instrumentales. Las asignaturas de Caso y Visita
Social, Higiene general y de la Mujer, Primeros Auxilios, Puericultura,
Modistería, Costura, Dibujo, Juguetería y Economía doméstica ilustran este
punto. También la orientación de las prácticas estudiantiles que en el caso de
la escuela del Rosario en Bogotá se desarrollaban durante el tercer año en
los secretariados sociales y jardines infantiles de barrios obreros como Las
Cruces, La Perseverancia y El Centenario en Bogotá.
Los estudiantes resolvían problemas económicos y morales de todo orden,
buscaban la manera de proporcionar trabajo al que de él carecía, enseñaban
el valor del dinero y la manera como debía ser distribuido en el presupuesto
familiar. Organizaban clases de enseñanzas prácticas sobre alimentación de
la familia y su papel en la salud; el vestido y modo de confeccionarlo;
cuidados de la casa; maneras de hacer cosas útiles que embellecieran el
hogar; cuidado de los niños; enfermería casera; deberes para con los
miembros de la familia y maneras de tratarlos. Organizaban clases de
lectura, escritura y nociones de Aritmética. También ayudaban para que la
mujer contribuyera con el presupuesto familiar sin que tuviera que alejarse
del hogar con perjuicio de los hijos. Con este objeto organizaban cursos
sobre industrias caseras tales como modistería, marquetería, repujado en
cuero, tejidos en lana, trabajo en fique y muchos otros. (Martínez, 2000:171)
En síntesis se podría afirmarse que en este subperíodo el Trabajo Social se
concibe únicamente como profesión, es decir, una forma de intervención
social centrada en lo doméstico con una orientación ético-católica explícita.
El surgimiento del Trabajo Social en Colombia hizo parte del interés político
expansionista de la Iglesia Católica Romana que para la época buscaba
contrarrestar la influencia del ideario marxista y el avance de la lucha
socialista. Con tales fines desplegó al menos tres frentes que fueron: la
evangelización doctrinaria a través de la prédica parroquial y la acción
misionera, la organización de relaciones de ayuda o Bienestar Social como la
Asistencia Social informada por la ética caritativa o una modalidad de la
Autogestión denominada “Obrerismo” basada en la Doctrina Social de la
Iglesia y un frente académico centrado en la discusión filosófico teológica
dentro del cual se originó la Unión Católica Internacional de Servicio Social
fundada en Brúcelas en 1925. La UCISS tenía como propósitos estudiar a la
luz de los principios católicos, las cuestiones científicas y prácticas del
Servicio Social3, desarrollar el Servicio Social con el objeto de contribuir a la
realización de un orden social en el mundo moderno, promover la creación de
escuelas de Servicio Social y de grupos católicos de acción social en
diversos países promoviendo sus relaciones mutuas y representar en el
terreno internacional oficial o privado el punto de vista católico en lo que
concierne al Servicio Social. (Martínez y otros, 1981:38)
Patrocinó la creación del primer programa de Trabajo Social en el país y de
siete más en América Latina entre 1929 y 1939, a través de la escuela
católica chilena Elvira Matte de Cruchaga, que fue designada sede del
secretariado de la Unión para el continente con el encargo de fomentar el
Servicio Social Católico. En un balance de su labor la EEMC anotaba: “En
Diez años tenemos ya un grupo de ocho escuelas católicas: Santiago,
Montevideo, Río de Janeiro, Sao Paulo, Lima, Bogotá, Buenos Aires y
Caracas. Somos en verdad una fuerza en el conjunto total de diez escuelas
existentes en América del Sur. Esperamos que el Señor ayude nuestros
Montevideo, Río de Janeiro, Sao Paulo, Lima, Bogotá, Buenos Aires y
Caracas. Somos en verdad una fuerza en el conjunto total de diez escuelas
existentes en América del Sur. Esperamos que el Señor ayude nuestros
esfuerzos para hacer extensiva a los demás países americanos los beneficios
del Servicio Social Católico”.
Doña María Carulla interpretó con mucha claridad el sentimiento católico que
impulsó el surgimiento de los primeros programas de Trabajo Social. Decía
en una entrevista realizada en Abril de 1975: La situación de Colombia es
bastante confusa. La población pasó de un plano de servilismo a uno ya
industrializado, pero los trabajadores desconocen sus derechos y sobre todo
falta un gran sentimiento de caridad cristiana en las relaciones humanas. Las
encíclicas papales si bien son conocidas aún no han sido encarnadas, todo lo
cual crea un clima propicio a las ideas anarquistas y comunistas por lo cual
es necesario que la iglesia tome conciencia para inducir a las gentes sencillas
a responder al momento histórico. (Martínez y otros, 1981:38)
Es probable que doña María se refiriera a los agudos conflictos de clase que
se expresaron bajo la forma de grandes huelgas sindicales surgidas en los
enclaves capitalistas de las compañías bananeras y petroleras
norteamericanas durante la década de los años veinte. La primera se hizo
contra la Tropical Oil Company, pues las condiciones de trabajo eran
desastrosas. En 1923, 40.81% de los trabajadores empleados enfermaron,
había pocos hospitales, y mientras los trabajadores colombianos ganaban $
1,50 al día sin alojamiento ni comida, los extranjeros en los mismos puestos
ganaban $ 3,50 más alojamiento y comida. El 8 de octubre de 1924 más de
cincuenta obreros se declararon en huelga y dos días después el paro se
hizo total. El movimiento fue organizado por Raúl Eduardo Mahecha, activista
socialista. La negativa de la compañía a negociar llevó a los trabajadores a
las vías de hecho. Destruyeron los rieles del ferrocarril, obligaron a los
trabajadores renuentes a solidarizarse con el paro y organizaron un ejercito
popular. La ciudad de Barrancabermeja estaba en manos de Mahecha, y
grupos de obreros se paseaban por las calles disparando revólveres al aire.
En enero de 1927 hubo otra huelga contra la Tropical Oil Company
ocasionada por un aumento salarial muy bajo. De nuevo Mahecha, quien
para la época editaba un periódico comunista en Barranca, asesoró el
movimiento.
La huelga duró veinte días y convocó a unos 5.000 obreros. María Cano e
Ignacio Torres Giraldo, líderes comunistas, viajaron a apoyar el movimiento.
La Compañía se negó a negociar y el 21 de Enero la policía disparó contra
los trabajadores. Hubo dos muertos y ocho heridos. El gobierno declaró el
estado de sitio y Mahecha y otros líderes fueron encarcelados y deportados.
El 4 de Noviembre de 1928 se produjo una huelga contra la United Fruit Co.
causada por la negativa de la compañia a cumplir con la legislación laboral
vigente, pues mediante un sistema de contratistas evadía pagar el seguro
colectivo, la provisión de servicios sanitarios, el suministro de vivienda y otros
beneficios de ley. El movimiento fue liderado por comunistas y anarquistas
entre los que se destacó Mahecha. La United, con el aval del gobierno
rechazó las solicitudes de los trabajadores. A finales del mes las fuerzas
militares habían apresado a más de 400 huelguistas y al inspector de trabajo
regional, quien encontró las peticiones obreras razonables y declaró la
huelga legal. El 4 de diciembre los trabajadores bloquearon las líneas férreas
para evitar que los trenes cargados con fruta llegaran a puerto, y obligaron a
que el general Cortes Vargas abandonara un tren cargado con prisioneros
que fueron liberados. Al día siguiente el gobierno declaró el estado de sitio y
autorizó disparar contra la multitud. El 6 de diciembre a la 1:30 un pelotón del
ejército entró en la plaza de Ciénaga, leyó la declaración del estado de sitio,
dio 5 minutos para que la multitud se dispersara y disparó. Después comenzó
el reino del terror. Los huelguistas en su huida quemaron y saquearon los
edificios de la compañía, por lo cual el general Cortes Vargas los declaró
malhechores y los persiguió como a tales. Se ha calculado que el ejército
masacró de 1000 y 1500 personas. Cincuenta y cuatro participantes en la
huelga fueron juzgados en consejos de guerra y 31 fueron condenados a
prisión. (Urrutia, 1983: 224-231)
Período de transición: 1952-1960
Este período se inicia con un hecho de gran significación. Se trata del
decreto gubernamental 1572 del 1 de Julio de 1952 del Ministerio de
Educación Nacional, que reglamenta la Ley 25 del 27 de Octubre de 1948
sobre escuelas de Servicio Social, en el cual se establecen orientaciones
académicas universales para la formación de trabajadores sociales. De tal
decreto se destacan el artículo 1° que define el carácter de las escuelas de
Servicio Social, el 4° en el cual se establece que todas las escuelas de
Servicio Social existentes en el país, cualquiera que sea la entidad de la que
dependan, someterán su plan de estudios y organización a la supervisión de
los ministerios de Educación e Higiene, y el 6° que define un plan de estudios
general de tres años. Su análisis permite realizar las siguientes hipótesis
sobre las orientaciones en que se formaron los trabajadores sociales de la
época. (Ver Asociación, 1963)
El plan fue pensado para formar en la intervención social, entendida como un
esfuerzo procesal de cambio que ahora buscaba lo familiar en vez de lo
doméstico, se extendía hacia formas de organización más públicas como los
grupos sociales y las comunidades de diverso orden y se sustentaba en el
manejo de métodos de acción social apropiados para este fin. Es por esto
que lo más novedoso consistió en el esfuerzo epistemológico que se hizo
para identificar un área de formación específica en “Servicio Social”, en la
cual se entregaba un concepto del mismo y se instauraban las cátedras de
Caso, Grupo y Comunidad, estructura curricular metodológica que
acompaña desde entonces la enseñanza del Trabajo Social.
A esta área se le asignaron un total de 408 horas, el doble de lo programado
para Derecho y legislación y Medicina Social temas de gran importancia en
esos momentos. Contenía las asignaturas de Fundamentos del Servicio
Social, Origen Histórico y métodos, Caso Social, Servicio social de Grupo,
Organización de la comunidad, Administración en Servicio Social, Nociones
de Servicio Social especializado y Estadística e Investigación Social.
En el plan de estudios básico de 1952, la profesión, es decir, el énfasis
conferido a la intervención social, continúa dominada por la educación ética
explícita a través de dos áreas. La de Filosofía Social, contenía los cursos de
Doctrinas sociales, Doctrina social católica, Economía Social, Sociología y
Antropología, con un total de 180 horas. La de Formación religiosa y moral
tenía 216 horas, intensidad equivalente a la Derecho y legislación, y un poco
mayor que la correspondiente a Medicina social. Las asignaturas fueron
Moral General, Moral Familiar, Etica Profesional, con 36 horas cada una y
Cultura Religiosa con 108 horas, es decir, tres veces más de lo programado
para cualquiera de las asignaturas del área, cuatro veces más con respecto a
las materias de menor intensidad, y 36 horas por encima de cátedras de gran
importancia como Sociología, Legislación del Trabajo, Higiene Alimentaría,
Origen Histórico del Servicio Social, Caso Social o Estadística e
Investigación Social, con 72 horas cada una.
En lo científico, el plan conserva el predominio de lo jurídico y lo médico, pero
en una perspectiva más social y cercana a la intervención. El área de
Derecho y legislación, con 216 horas, presentaba las asignaturas de
Constitucional, Administrativo, Civil, Penal, Tribunal de Menores, Legislación
del Trabajo y Criminología. El de Medicina Social, con 198 horas,
contemplaba los cursos de Higiene General y social, Puericultura, Higiene
femenina, Higiene mental, Nociones de psiquiatría, Primeros Auxilios,
Enfermería, Nociones de bacteriología e Higiene Alimenticia, que se
destacaba pues tenía casi el 40% de la intensidad asignada al área. Tomó
forma el área de Psicología con 144 horas asignadas a las cátedras de
Psicología general, infantil y de la Adolescencia. Las disciplinas sociales
asomaron pero como una forma de filosofía social, es decir, subordinadas a
la discusión ética. Por esta razón, los cursos de Sociología, Antropología y
Economía Social aparecieron en el área de Doctrinas sociales y solo
sumaban 126 horas, 72 de las cuales le pertenecían a la Sociología.
La opción disciplinar no estuvo siquiera intuida. Solo aparece un curso de
Investigación Social y estadística con 72 horas, dentro del área de Servicio
Período científico: 1960-1970.
Este período se inicia con dos acontecimientos de significación académica
para el Trabajo Social. El primero ocurre en 1959 cuando la Asociación de
Escuelas de Servicio Social, creada en 1951, y el Ministerio de Educación
Nacional solicitaron a la embajada de los Estados Unidos los servicios de la
doctora Cecilia Bunker, trabajadora social de Puerto Rico, para analizar el
pensum. Tal estudio originó otro plan de estudios básico que empezó a
funcionar en 1960 en el Colegio Mayor de Cundinamarca. El segundo evento
sucede en Junio de 1963 cuando se realiza el primer seminario de
Facultades y Escuelas de Servicio Social convocado por la Asociación
Colombiana de Universidades, del cual surge otro pensum básico. En el
seminario participaron la Universidad Bolivariana de Medellín, que envió
como delegados a Mercedes Echavarría de Rojas y Martha Ospina; La
escuela de Servicio Social de Cali cuyas delegadas fueron Saray Colman y
María Eugenia García, la escuela de Servicio Social de Cartagena,
representada por Josefina Suárez y el R. P. Ruben Castro, la Escuela de
Servicio Social de Pamplona representada por Josefina Muñoz y sor Ligia
Melo; la Pontificia Universidad Javeriana, que envió al R. P. Jorge Betancur,
S. J. y a Ruth Pizano de Vela y el Colegio Mayor de Cundinamarca,
representado por Ligia Neira y Magdalena Fernández. Fueron asesoras Alicia
Rico de Pinzón, Helena Menderos de González, Nina Chávez de Santacruz,
Martha Godinho y Willard Dodge.
Las consideraciones y conclusiones que realizaron las escuelas en el
seminario expresaron una conciencia muy definida sobre la vocación del
Trabajo Social como profesión, es decir, como una forma de intervención
social basada en el conocimiento científico, a la que se le atribuye la
capacidad cambiar las relaciones sociales indeseables, ahora denominadas
disfuncionales, desadaptativas o problemas sociales, para satisfacer las
exigencias académicas de la época sobre la objetividad científica y la
neutralidad valorativa. Este giro sepultó la discusión ética sobre la vida
buena, inevitable e indispensable en toda propuesta de cambio planeado, o
en cualquier ilusión de progreso o desarrollo social. Así, la profesión ganó
cierta presencia académica y perdió identidad como forma acción política,
pero creó las tensiones necesarias para iniciar la construcción disciplinar. 5
El plan de estudios recomendado se caracterizó por el gran predominio de la
razón científica con respecto a la formación ética, la hegemonía de las
ciencias humanas y sociales, la desaparición de la enseñanza médicojurídica
y la consolidación de una estructura curricular específica del Trabajo
Social alrededor de los métodos de Caso, Grupo y Organización de la
comunidad. El informe final del seminario decía:
La docencia de la profesión de Servicio Social, ha vivido un fuerte proceso
de maduración en los últimos diez años. Por tanto el pensum establecido en
1952 como básico para la preparación profesional ha sido superado
ampliamente... La celeridad de los cambios de estructuras en los países en
proceso de desarrollo, plantea un reto a los profesionales del Servicio Social,
como positivos agentes de cambio y adaptación
... El objetivo general de
toda preparación profesional debe ser el de formar personal capaz de
comprender e interpretar la realidad social con alto dominio de una técnica
que garantice su idóneo desempeño...El Servicio Social es una
profesión eminentemente práctica y dinámica que impone un enfoque hacia la
realidad social del país y una preparación tal, que asegure su efectiva
participación a alto nivel, en la planeación, orientación y ejecución de los
programas sociales. Por tanto los objetivos de formación deben:
1°. Preparar profesionales con pericia y responsabilidad para trabajar con individuos,
grupos y comunidades en estados de desadaptación social y en procesos
de cooperación y desarrollo.
2°. Desarrollar la capacidad del estudiante para analizar objetiva y sistemáticamente
la realidad social; sacar conclusiones valederas del estudio de esta realidad
y movilizar recursos humanos y de cualquier otra índole para el logro
del mejor estar individual y colectivo.
3°. Procurar el crecimiento integral del alumno, con base en el conocimiento de
sí mismo y en su capacidad de asimilación y sistematización de
conocimientos.
4°. Proveer liderato,en campos tales como Administración,
Planificación e Investigación Social. (Asociación 1963: 1-2)
El Seminario propuso una estructura general para un plan de estudios básico,
pero no alcanzó a discutir los contenidos de las asignaturas, lo que quedó
como compromiso para una reunión posterior. Sin embargo, el curriculum
vigente en 1962 en el colegio Mayor de Cundinamarca, surgido de la consulta
con la doctora Bunker y recomendado por el Ministerio, interpretó el
ambiente del Seminario. Este plan redujo la formación ética a dos cursos de
Moral general y Familiar que sumaban 4 horas semanales, mientras que creó
el área de Estudios de la sociedad con las asignaturas de Introducción a la
sociología, Sociología de la familia, de la Vida rural, Urbana, Doctrinas
sociales, Instituciones básicas del Estado y sus funciones, Movimientos
sociales y políticos contemporáneos, Economía y su relación con el Bienestar
Social, Estructura de la Nación, Problemas sociales colombianos y
Antropología cultural, las cuales sumaban 28 horas semanales, es decir, seis
veces más que la intensidad destinada a la formación ética. También creó el
área de Estudios del hombre que incluía las asignaturas de Psicología
general, Desarrollo de la personalidad, Aspectos médico-sociales de la
enfermedad, Psicopatología y Psiquiatría para Trabajadores Sociales con un
total de 20 horas semanales, o sea, cuatro veces más que lo dedicado a al
formación ética. Perfeccionó el área de Trabajo Social, distinguiendo la
discusión filosófica de la metodológica. En la primera ubicó los cursos de
Historia del Servicio Social, Problemas Sociales, Bienestar Social y Ética
Profesional, con un total de 10 horas semanales, y en la segunda las
cátedras de Trabajo social de Caso, Trabajo social de Grupo, Organización
de la comunidad, Actividades para grupos en Servicio Social, Métodos de
educación popular aplicables al Servicio Social, Métodos y técnicas de acción
social, Introducción a la supervisión, Administración de Servicios Sociales,
Campos de aplicación y planeamiento económico y social, con un total de 40
horas semanales. O sea que en conjunto el área de Trabajo Social tenía
una intensidad nueve veces por encima de la asignada a la formación ética.
El plan eliminó las áreas médica y jurídica. Solo consideró los cursos de
Información médica para Trabajadores Sociales con 4 horas, y Derecho
Familiar y de protección social con 4 horas. Bosquejó el tema de la
investigación con los cursos de Estadística, Investigación Social, Encuesta
Social y Tesis que sumaron 12 horas semanales, si bien, su baja intensidad y
dispersión dentro del plan hacen pensar que se concibió como un
instrumento al servicio de la intervención y que la opción disciplinar
continuaba siendo una intuición.
En síntesis, puede afirmarse que durante este período el Trabajo Social
continuó entendido como una profesión, es decir, una forma de intervención
social, pero ahora fundamentada en las ciencias sociales y humanas que por
sus exigencias de neutralidad valorativa hicieron invisible lo más propio y
fundamental de la profesión, lo que debe ser plenamente consciente y
debatido, esto es, su orientación ética e intencionalidad política.
Durante los 18 años que abarca esta época se fundaron ocho escuelas. En
1953 la escuela de Servicio Social de Cali, en 1961 la Facultad de Trabajo
Social de la Universidad Javeriana, cerrada en 1971 para reprimir un
movimiento estudiantil y profesoral de protesta propiciado por la
reconceptualización; en 1963, la Escuela de Servicio Social de la Universidad
Femenina de Santander; en 1964, el Departamento de Trabajo Social de la
Universidad de Caldas; en 1965 se organizó el Consejo Nacional para la
Educación en Trabajo Social CONETS, que recogió la experiencia de la
Asociación de Escuelas y Facultades de Trabajo Social fundada en 1951; en
1966 se creó la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de la Salle y se
trasladó como carrera anexa de la Facultad de Sociología de la Universidad
Nacional de Colombia (ver adelante) el programa del Colegio Mayor de
Cundinamarca ,fundado en 1946; y en 1969 se abrió la sección de Trabajo
Social de la Universidad de Antioquia, se creó la Facultad de Trabajo Social
de la Universidad Externado de Colombia y reinició labores la Facultad de
Trabajo Social del Colegio Mayor de Cundinamarca.
Para los estudiantes interesados en leer todo el documento aqui esta el nombre para que lo busquen:
HISTORIA DEL TRABAJO SOCIAL EN COLOMBIA
u
Para los estudiantes, deben inscribirse en la pagina y realizar sus comentarios y participar.
Dejo un documento que pueden buscar y leer sobre la historia del Trabajo Social, deben realizar un escrito de 1 pagina, haciendo una reseña del papel de la señora Mary Ellen Richmond en la historia del Trabajo Social, el documento titula: PRIMERAS APROXIMACIONES PARA LA COMPRENSIÓN DE LA NATURALEZA, FUNDAMENTOS Y FORMAS DEL TRABAJO SOCIAL EN LA OBRA DE MARY ELLEN RICHMOND.